Ese tal maese nos hizo una hisstoria en donde don Gaiferos liberaba a su esposa. Don Quijote intervino muchas veces para explicar lo que estaba pasando y en una de sus locuras destrozó a los muñecos de Maese Pedro porque pensó que eran moros que perseguían a los buenos de la historia del titiritero y dándose cuenta de su error dijo que fue por culpa de los encantadores. El Maese Pedro era en realidad Ginés de Pasamonte que se había convertido en titiritero y que antes de entrar a la venta reconoció a don Quijote y así se ganó la confianza de los demás. Cuando íbamos saliendo encontramos al grupo de hombres que andaban buscando a los que les hacían burla, pero don Quijote les dio 4 razones para lo que debían pelear. Salimos corriendo.
Cuando nos dimos cuenta que no nos estaban siguiendo nos detuvimos. Sancho empezo a reprocharle a Don Quijote que nunca había visto a un caballero hacerse para atrás mientras apaleaban a su escudero. Seguimos nuestro camino para más tarde llegar a una alameda y pasar la noche. En el camino Sancho dijo que yo mejor me regresaba a la casa porque él no me pagaba lo prometido. Cuando Don Quijote escuchó esto empezó a decir que Sancho era un asno y que eso nunca iba a cambiar, que lo único que podía hacer era admitir lo bestia que era Llegamos a la alameda y pasamos ahí la noche. Al día siguiente continuamos nuestro camino a Zaragoza. A los dos días llegamos a la orilla del río Ebro donde Don Quijote creyó que había una nueva aventura y que debíamos montarnos en un bote que había en la orilla para salvar a un caballero, pero yo le dije que no podíamos porque ese bote era de unos pescadores, pero no me hizo caso y nos montamos. Una corriente nos llevó a unas aceñas que había en la mitad del río y los molineros viendo que nos íbamos por ahí nos tiraron del bote con unos palos y luego fueron detrás de nosotros para no ahogarnos. Luego le pidieron a Don Quijote que les pagase los daños y él les dijo que hasta que liberaran a el caballero y los molineros no entendiendo me pidieron el dinero a mí y se los di sin ningún problema. Nos dimos cuenta que esta aventura era para otros caballeros y continuamos nuestro camino hacia Zaragoza. Al día siguiente en el camino encontramos a una Duquesa y a un Duque a los cuales Don Quijote les dijo que les serviría si hiciera falta. Ellos reconocieron a Don Quijote ya que habían leído sobre él. Luego los acompañamos hacia su castillo.
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