sábado, 26 de febrero de 2011



Al fin, llegaron los novios, y cuando llegaron, me pregunté si me iban a dejar entrar a la boda, era de esperar que no me dejaran entrar. Pero esta vez yo estaba determinado a hacer la justicia, es mi amo y yo lo acompaño siempre y lo llevo a todas partes, no es justo que no me dejen entrar a la boda que se supone que va a ser muy buena. Al ver todos tan elegantes, me acordé de la novia... pobre, porque casarse con alguien que uno no quiere debe ser horrible. No deberían de hacerle eso a la pobre doncella, que es tan bella. Se veía hermosa, con ese vestido blanco. Sin duda estoy seguro que a mi amo de verdad le llamó la atención esta linda doncella. Yo estaba esperando el momento en que Basilio llegara, y hasta que al fin llegó. Entró por la puerta con una espada en la mano diciendo que si Quiteria no se casaba con el se quitaría la vida. Eminentemente se clavó la espada, y fue lo mas sorprendente que yo haya visto. Cayó al suelo cubierto de sangre. El cura se le acercó y Basilio le dijo que quería que Quiteria se casara con el , sorperndentemente Camacho aceptó y se realizó la ceremonia. Al final, Basilio se levantó y dijo que todo era un truco para que se casaran. Quiteria se negó a anular la boda.

Mi amo logró hacerse amigo de Basilio, así que nos quedamos en la casa de este buen hombre por unos días. Lo bueno es que me darían comida, pero me tendré que quedar a dormir afuera de la casa como siempre. Don Quijote no paraba de hablar con el y de contarle sus emocionantes historias de caballero con su fiel caballo, Rocinante.

Don Quijote esta loquísimo, ahora decidió que quiere ir a la cueva de Montesinos, pero como no conocemos muy bien decidimos mejor pedir ayuda. Resultó que el muchacho ( el primo de un estudiante) que nos acompañó también leía libros de caballería. A penas me enteré de esto me dije a mi mismo que iba a ser un loco, como mi amo. Sancho venía riéndose escuchando la conversación de Don Quijote con el muchacho. El día siguiente llegamos a las cuevas. Sancho y el muchacho ataron a mi amo con unas cuerdas para poder bajarlo, pero yo no estaba seguro de que esto fuera a funcionar. Me puse muy nervioso, porque a pesar de todo yo me preocupo por mi amo, así que me tuve que tapar los ojos, y alejarme un poco. Decidí hacer una siesta y así no preocuparme por lo que le pasara a Quijote. Me desperté con ansias de saber que había pasado con respecto a mi amo, y resultó que el pobre loco se durmió. Cuando ya estaba arriba me acerque a ellos para ver como estaba, y empezó a contar unas historias que a mi criterio estaban bastante difíciles de creer, y como sabemos esta completamente loco así que dudo mucho lo que dice. Don Quijote salió con que había visto a Dulcinea, cosa que es completamente imposible, ya que como dice él es una doncella muy linda que no se va a andar metiendo a estos lugares. Sancho tenía toda la razón de reírse, hasta a mi me causó gracia.

Finalmente partimos , y nos encontramos a un señor en el camino y nos dijo que mas adelante había una venta donde le iban a decir a mi amo cual era su destino, así que nos dirigimos hacia la venta. Don Quijote, como siempre, en el camino iba hablando de sus locuras, por dicha llegamos a la venta.

domingo, 20 de febrero de 2011

Bodas de Camacho


Finalmente continuamos con nuestro largo camino. Llevábamos ya rato de haber partido, caminando debajo de un cielo azul , cubierto por pocas nubes. El calor era insoportable, pues el sol no bajaba su intensidad. Nos topamos a dos estudiantes, que a la hora de ver un espécimen de caballo tan fino como lo soy yo, no dudaron en invitarnos a una boda. La boda era de un tal Camacho, con una doncella que decían era hermosa, Quiteria. Estos dos decían que iba a era una boda la cual todos tenían muchas expectativas porque esperaban la reacción de Basilio, quien estaba perdidamente enamorado de Quiteria. Dicen que Basilio era muy pobre, carecía de bienes materiales y por eso no tiene oportunidad con Quiteria. Así continuamos nuestro camino, y ellos conversando, hasta que surgió una pequeña discusión sobre la pelea con espadas. Trataba de que si era mas importante el arte, o la fuerza pura. Yo no se mucho de esto, pero cuando era joven practicaba karate, y yo me imagino que es parecido, así que apoyo que es mas importante el arte y la técnica. Finalmente resolvieron la discusión, concluyendo en que el arte es mas importante, por supuesto. Al llegar a la boda, se oían fuertes ruidos que provenían de adentro, mi amo se negó a entrar debido a eso, así que decidimos quedarnos afuera, nada nuevo para mi. Tal vez así vea mi amo lo que me hace pasar como noches frías y haga conciencia y me tome mas en cuenta.

domingo, 13 de febrero de 2011

Los Leones


Según Don Quijote se le salían los sesos, según el fueron los encantadores. Este hombre ya no sabe que mas inventar. Está completamente loco, ni yo se que es lo que le pasa. Resulta que el tonto de Sancho, se le ocurrió la maravillosa idea de poner queso en la celada de mi amo, y cuando se la puso el queso le chorreaba por toda la cara, y de ahí inventó lo de los encantadores. ¿ En qué están pensando estos dos? Hasta yo que soy un caballo soy más inteligente que este par juntos.

Preguntamos que qué había adentro del carruaje. Resultó que adentro del carruaje habían dos enormes leones. Don Quijote les dijo que abrieran las puertas para que los leones salieran, así que lo hice bajarse de mi para apartarme. Se negaron varias veces, pero al final mi amo los logró convencer. Cuando abrieron las puertas salió el imponente león y se devolvió , como si no hubiera nadie. (17)

Don Diego nos dio posada en su casa. Sancho y Don quijote tuvieron el honor de conocer a Lorenzo, el hijo de Don Diego. Después de un tiempo mi amo le pidió a Lorenzo que leyera una de sus poesías y Don Quijote quedó muy complacido y dijo que era un gran poeta.

Yo por supuesto tuve que quedarme afuera, pasando frío, pero por lomenos comiendo pasto y recargando energías para lo que serán las próximas aventuras con mi amo, el ingenioso Don Quijote de la Mancha. Él decidió salir en busca de aventuras ya que era mucho tiempo descansando y las aventuras no pueden esperar.

Cap. 16.

Pues íbamos ya caminando... bueno, yo caminando y mi amo en mi espalda. El sendero por el que íbamos era muy angosto, pero yo lo veía doble.. me sentía muy mal, como si me fuera a desmallar. Claro que todo esto es culpa de Don Quijote por estar tan loco que solo piensa en ser caballero, y se olvida de mi. No me da de comer... me siento débil. No creo poder aguantar mucho tiempo mas, pero haré mi mayor esfuerzo.

Por donde íbamos era muy difícil ver un alma, pero se veía algo en el horizonte. Conforme nos acercábamos veíamos que era un hombre.. bueno yo veía dos pero sabía que en realidad era uno. Por su forma de vestir, se notaba que era adinerado. Mi amo le propuso que nos acompañara en nuestro camino, pobre señor que se volverá loco con las aventuras de Don Quijote.

El hombre , Diego de Miranda, a pesar de ser un hombre adinerado parecía ser bueno. Decía que ayudaba a la gente con su dinero. Eso me pareció muy bueno de su parte. Don Diego tenía un hijo, así le contaba a Don Quijote. Decía que esperaba que su hijo ganara tanta plata como él. Estudiaba derecho, pero lo que en verdad le apasionaba era la poesía. Después de esto se abrió una nueva conversación sobre la poesía.

Después de un rato, vimos un carruaje con unas banderas muy llamativas, de la realeza. No quiero pensar en que va a pasar.