
Nuestra siguiente aventura llego rápido, tan rápido cómo Don Quijote le quita el famoso yelmo o bacía a un pobre señor. Mi amo vio unos presos que iban encadenados, siendo guiados por unos hombres a caballo y a pie. Eran unos galeros que iban a trabajar para el Rey. Como siempre, Quijote mete sus narices donde no debe, por eso salimos lastimados, y esta no fue la excepción. Les preguntaron uno por uno que que había pasado para que estuvieran encadenados y era por cosas mínimas. Quijote pretendía que al liberarlos ellos le iban a dar un mensaje a su amada, Dulcinea del Toboso, pero a cambio recibimos pedradas.. la verdad yo ya estoy muy viejo para andar con este loco y sus aventuras.. Saliendo lastimado cada vez que se mete en lo que no debe.
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