domingo, 25 de abril de 2010

Entierro, yeguas y ventas. (13, 14, 15)


Como su fiel caballo, acompaño a mi amo a todo lado, y esta no fue la excepción. Nos dirigíamos hacia el tan famoso entierro. En camino al entierro, Don Quijote habló con uno de los pastores. Este le dijo que que hacía tan armado por estos lugares tan tranquilos, y que le dedicaba todas sus hazañas a su amada.

Llegamos al entierro, pero Don Quijote me tuvo que dejar amarrado afuera porque no podía entrar por ser animal. Se podía ver desde allí los muchos pastores que había, incluso se podía ver el baúl del pastor muerto. Tenia cosas blancas en sima, que parecían ser papeles. Vi que un pastor tomó uno de los papeles y lo leyó.

Pasó junto a mi una mujer muy bella, que asumí era Marcela. Logré desamárrame y acercarme cuidadosamente hacia el baúl. Pues si , era Marcela, y declaró que ella no era la causa de la muerte. Quijote la apoyó.

Después de esto, nos fuimos de el entierro, y Don Quijote decidió seguir a Marcela. En eso se me cruzaron unas yeguas muy bonitas, así que decidí seguirlas. Al parecer a ellas no les gustó mi idea, y empezaron a pegarme, los dueños al ver lo que pasaba también se dignaron a pegarme hasta que llego mi tan querido amo con Sancho, pero ellos también resultaron heridos. Decidimos buscar un lugar donde pasar la noche y descansar, y así fue, llegamos a una venta la cual Quijote decía que era un castillo.. en fin eso es lo de menos, lo que importa es que ya tenemos donde pasar la noche.

Capitulo 12.

Esta tarde, caminando por el pueblo con mi amo, nos enteramos de la muerte de un famoso pastor. Muerte causada por el amor de una señora llamada Marcela. Esta, parecía ser muy bella, pero cada pretendiente que le pedía la mano, lo rechazaba. Este hombre se hacía llamar Grisóstomo, quien entrego su amor por Marcela. Don Quijote quería ir al entierro, pero nos advirtieron no ir por ser desconocidos y esto no se vería bien. Mi amo decidió quedarse a dormir en la choza, por razon que desconozco, y como siempre a mi me tocó dormir afuera. Fue una noche larga y fría, pero ya es de mañana y estoy esperando nuevas aventuras junto a Sancho, Don Quijote, y el burro.

Cabra Asada (11)


Desde antes que llegáramos al lugar donde nos acomodarían al burro y a mi, olimos ese delicioso olor a carne cocinándose. Al parecer, mi amo y Sancho olieron la carne mucho después, cuando nos acomodaban para dormir. Después de un día tan agotador venía muerto de hambre, y peor con ese olor tan delicioso. Al parecer, los pastores le ofrecieron a Don Quijote y a Sancho un poco de comida. Desde donde estábamos se podía ver perfecto. Cada vez que mordían la carne, yo me la saboreaba. Sancho no quiso comer, entonces pensé que si no quería, porque no nos traería la carne a nosotros, pero Quijote lo convenció. Al final, nos dieron dos pequeños pedazos a cada uno.. y así con nuestro estomago vacío nos acostamos.. como la mayoría de nuestros días.

viernes, 16 de abril de 2010

Batallas


Al día siguiente. Partimos Don Quijote, Sancho, su mula y yo. (La mula y yo nos hicimos amigos, es muy simpática pero solo me molesta que habla muy lento. Es bueno pensar que al fin uno tiene compañía.) Creo que no se donde tiene planeado ir Don Quijote, si no adonde nos lleve el tiempo.

El primer acontecimiento del día fue nuestra primera pelea. Nos encontramos unos molinos que mi amo confundido con gigantes y quiso atacarlos. Sancho le dijo que eran molinos pero no le hizo caso. Los tres sabíamos que eran molinos menos él. No tengo otra opción mas que seguir sus ordenes y atacar. Quijote decide atacar a unos monjes porque cree que secuestran a una mujer. Sancho trata de ayudar pero le pegan y cae inconciente. (8)

Don Quijote también tuvo otra pelea, con un señor que creo que le decían El Vizcaíno. Este hiere a mi amo en la oreja, y el de vuelta. Mi amo hace que ese señor vaya hacia Dulcinea, su amada ( ya había dicho que me cuesta mucho entender por ser animal). (9)

Esta tarde le escuche a Sancho preguntar por una isla. Según entiendo mi amo con sus locuras le ofreció a Sancho una isla por ser su escudero. Quijote le respondió que necesitaba primero ganar una batalla con un buen caballero que le dejara dinero. (10)

Sancho el nuevo escudero.


Desde que llegamos no paro de dormir. No he hecho otra cosa más que dormir. Nuevamente vi por la ventana que quisieron ayudar a Don Quijote a penas se levantó, y ¿que hay de mi? Nuevamente se olvidan del caballo.

Me despertó un calor intenso y unas llamas. Algo se quemaba, no estoy seguro que. Fui a investigar que se quemaba. El fuego no me permitió acercarme mucho pero lo que me pareció fueron libros quemándose. Libros que deduzco son de Don Quijote. No quiero ni pensar lo que haría Quijote si se enterara que quemaron sus libros.

Don Quijote se dedicó a buscar a su escudero quien lo acompañara en todas sus aventuras. También recolectó plata. Encontró a un escudero llamado Sancho. Su escudero parece un hombre muy fiel y simpático. Después de todo podemos ir en busca de las grandes aventuras sin que nos falte nada. Estamos ya listos.

Descanso.

Don Quijote, de la nada empezó a recitar unos versos, versos que no tenia la menor idea de lo que eran. En eso llegó un señor muy generoso que nos llevo hasta nuestra casa. Pero mi amo seguía metido en estos versos que cada vez que el señor le preguntaba algo el le respondía con uno de sus tantos versos.

Llegamos por fin a nuestra casa, y eso significaba solo una cosa: descanso. Ya me merecía ese descanso después de todo ese caminar. Nos encontramos con la sorpresa de que en la casa cuando llegamos estaba la sobrina de Don Quijote, el barbero y el cura.

Voy a descansar porque me siento muy cansado, creo que mi amo tiene planeado salir mañana nuevamente, la verdad no se y solo me dedicaré a descansar, veremos que pasa.

En busca de un escudero.


Partimos de la venta y nos dirigimos hacia nuestro pueblo. Como ya Don Quijote venía armado, solo le faltaba une escudero que lo acompañara a sus aventuras. Y por su puesto un escudero tiene que tener como movilizarse, eso significa compañía para mi.

De camino hacia nuestro hogar escuchamos unos gritos. Gritos muy extraños, y decidimos ir a echar un vistazo. Resulto que había un señor pegándole a un chiquito, lo cual me pareció muy grosero de su parte. Don Quijote hizo su primera hazaña heroica y logro hacer que le dejara de pegar.

Siguiendo por el camino nos encontramos a dos mercaderes. Don Quijote les habló de Dulcinea, pero ellos se burlaron y mi amo quiso atacar. Por desgracia yo no estaba preparado por estar desconcentrado viendo los campos entonces tropecé. Nos caímos al igual que todas las armas, y ellos destruyeron la lanza. Esto me pareció muy vergonzoso, pero después de un tiempo se fueron.

No cabe más que levantarnos, avergonzados y seguir con nuestro camino hacia el pueblo en busca de un escudero. Trataré de compensar a mi amo por el grabe error que cometí, no se como pero lo haré...

¡Por fin armado!


Finalmente y por dicha de mi amo, Don Quijote, el ventero se ofreció a armarlo. Él se veía tan feliz por ser armado finalmente y poder salir a sus aventuras como un caballero verdadero. Confieso, que la idea me empieza a gustar un poco y que estoy emocionado por todo esto de la aventura.

Quijote buscaba un lugar donde velar sus armas. Por lo general tengo entendido que se hacía en la capilla, pero en este lugar no creo que haya una. Se le ocurrió ponerlas a velar en el patio, lo cual me pareció una gran idea porque las podía vigilar de que nadie se las robara. Llegaron un par de arrieros tratando de robar lo que le pertenecía a Don Quijote, pero él no lo permitió.

A la mañana siguiente, muy temprano partimos de este lugar en busca de nuevas 4 aventuras.

jueves, 15 de abril de 2010

La venta


Pasaron como dos, o siete días ( cuando uno es animal pierde la noción de el tiempo a veces) y todo se había calmado. Pensé que la locura de mi amo había llegado a tal punto que se le olvidó su meta de caballero andante, pero no fue así. Yo estaba dormido y de repente escuche un sonido agudo, como de que algo se quebraba y rechinaba. Era Don Quijote caminando con su armadura. Me pego tal susto que salte, y apenas el salio por la puerta estaba listo para que se montara en mis lomos nuevamente.

Después de todo esto salimos. Cabalgamos un rato y me di cuenta de que a mi amo le faltaba algo. Como dije antes el piensa las cosas en voz alta. Pues, todo caballero necesita ser armado, y este peculiar caballero no ha sido armado. Desde que pensó eso lo sentí mas pesado sobre mi espalda. Sus esperanzas cayeron. Como fue pasando el tiempo el pensó que tal vez podía toparse con alguien en el camino que lo pudiera armar.

No solo no era un caballero andante, si no que durante el día hacía un calor terrible. Calor que debilita mis viejas piernas. Los dos, Quijote y yo estábamos muertos del cansancio, andando bajo ese sol ardiente y sin una sola nube en el azulino cielo.

Llevábamos ya bastante de caminar. Y a lo lejos vimos algo. No estaba yo seguro de lo que era, pero estaba seguro que era algo que le interesaba a mi amo, porque en seguida aceleramos el paso. Conforme nos acercábamos me parecía como una venta.

Finalmente llegamos a la venta y habían dos mujeres en la entrada, y este viejo les habló. Ellas se burlaron de el, y no le agradó. Finalmente le dieron un lugar donde pasar la noche, una especie de cama. Y a mi nada, siempre se olvidan de su fiel acompañante, pero eso es algo normal y a lo que uno se acostumbra.

Después de todo, Don Quijote seguía sin ser armado cosa que le importaba tanto.

Don Quijote.. empieza con sus locuras.


Yo soy Rocinante, el caballo inseparable de Don Quijote de la Mancha. Desde que se le metió en la cabeza esto de los caballeros andantes, no me ha dejado en paz. Un día de estos, desde donde este señor me tenia amarrado podía verlo por la ventana. Como de costumbre mi amo leía. Ha pasado tan involucrado con estos libros de caballería que se ha olvidado de mi, su caballo. He pasado hambres aquí amarrado, porque el no se da cuenta de que existo y no me da comida por andar leyendo y comprando esos libros de caballería.

Don Quijote me había comprado hace un año, de un famoso herrero de nuestro pueblo. Finalmente se dio cuenta de que existo cuando termino su último libro, y no tenia mas que leer. Se le ha ocurrido la idea mas loca que ha tenido en su vida. El viejito este se le ocurrió hacerse un caballero andante, y desde luego, no hay caballero andante sin un caballo. No comprendo cómo se le ocurrió eso, pero bueno, ya no queda de otra mas que aguantármelo en mi espalda… y aunque el sea alto pero flaco el pesa mucho. Esta última semana ha pasado limpiando sus armaduras y espadas. También me saco a dar una vuelta para entrenar, ¡ y vaya que quedé cansado! Al igual que el se hace viejo, nosotros los caballos también nos hacemos viejos.

Finalmente estamos casi listos para iniciar nuestra gran aventura, pero confieso tener miedo de lo que pueda pasar. Faltan un par de cosas por definir antes de partir. A Don Quijote, desde luego le hace falta una bella doncella de la cual se pueda enamorar y por supuesto a mi me hace falta una bella yegua de la cual enamorarme también. Quijote esta tan loco que habla solo, pero me cuesta entenderle por ser un caballo y porque habla muy rápido asi que no estoy seguro si ya mi amo tiene en mente a alguna doncella. Veremos que pasa.